El fin de Ghibli

Por fin estaba aquí. En el único cine (que funciona) de mi ciudad tiene una peña cinematografía bastante particular. Donde raramente se proyectan extremos, sino cine de probada calidad, esta sería una de las pocas ocasiones donde estos dos parámetros coincidirán. El niño y la garza, última película estrenada por el estudio Ghibli se presentaría en el Cine Rialto traído por la peña de La Naranja Mecánica, no me lo podía perder.

Aunque anunciado solo con una semana de antelación y con uno de los carteles alternativos a la hora señalada 7 pm, el cine estaba a reventar. En su mayoría, jóvenes, a sabiendas de la probada calidad del estudio de animación y las obras de su director Hayao Miyazaki, muchos se dieron cita para ver su primera película del legendario director en la pantalla grande.

La que representa el segundo premio Óscar para el director a mejor película de animación y también a opinión de la crítica su película más madura aborda temas fuertes como lo son la perdida, el luto, la aceptación, el cambio y sobre todos uno de los tópicos más abordados por el director y que coincidentemente también fue el tema principal en su otro filme ganador del Óscar (El Viajes de Chihiro) siendo esta la transición de la infancia a la adultez.

Para muchos de los asistentes, en su mayoría adolescentes, esta película albergaba un mensaje que quizás no llegarán a comprender del todo, pero que sabía los inquietaba de cierta forma, como el rugido de un depredador. No podemos comprender lo que dice, pero nos asusta. Los murmullos en las escenas más controversiales o escenarios más oníricos no se hicieron esperar, aunque en esta ocasión no creo que a nadie le molestara de más escuchar las teorías que los presentes iban formulando sobre el significado de cada cosa.

Al salir del cine había algo parecido a un vértigo colectivo, una maraña de pensamientos masiva que a las afueras del cine todos intentaban desenredar, aunque teniendo conciencia de haber tenido la oportunidad de asistir a una experiencia inolvidable, si me permiten decirlo diría que más bien trascendental, tal vez su última gran película, tal vez el fin de Estudio Ghibli.