MOVIE REVIEW: “The Holdovers” (2023)

Synopsis: A grumpy teacher. An intelligent but rebellious student. A cook. “Isolated” in a school, these three people will connect in a way they had never imagined before.

Dramas with hints of comedy generally need to be created with very natural stories. This creates a bubble that facilitates the process of recognition by the audience, who can more easily identify with everything that is being told in a movie. In the case of this one, despite the apparently simple plot, everything flows absolutely well (I didn't expect to watch such a fluid project), and the connections go beyond the limits imposed by the screen, reaching the viewer in a very organic way. The execution of the ideas is really great, and the basics become incredible.

Variety

The plot has Christmas as the “background” and an elite school. In the middle of this Christmas period (which is fostered by a feeling of confinement), the script brings us three characters: Paul Hunham, Angus Tully and Mary Lamb. What can happen when a grumpy history teacher, a psychologically maladjusted student and a cook share the same roof for a certain period of time? An extremely efficient approach brings an enormous strength to this story, which finds its potential precisely in the constructions of these three distinct worlds.

A literal approach to confused feelings and hellish conflicts of different orders. All of this immersed within a reality common to the three of them (in proportions aligned with the dilemmas faced by each character in their respective subplots). Limited by a physical space that forces them to better understand each other, the movie tends to be very immersive precisely because it manages to deal with these three characters in a very didactic way. There is a very interesting simplicity of context here, but the argumentation and development are very powerful.

Screen Daily

Hunham, Tully and Lamb find threads to connect as they get to know each other better with more emphasis on sharing their thoughts. Especially the teacher and the cook, who share very intimate moments as solid bonds of friendship are formed. Set in a time that brings Christmas as an extra character, these three people need to learn to experience their fears far from home, from the people they love, but ironically, they are all in the right place, at the right time and with the right people.

The fact that they need to be “trapped” in the same place makes it easier for the script to fully explore everything they don't yet know they have in common, and with that, the dramatic sparks emerge intensely, but tend to be shown with a improvement of ideas based on the unique characteristics of each character. The dynamic between them is very assertive, the look at all events has a comforting sensitivity, in addition to having a very retro atmosphere (scenarios and colors, for example) that is very reminiscent of the well-known 70s.

GoldDerby

Literally, they hug each other amidst a whirlwind of feelings. The experience of loneliness is latent, bringing the necessary elements to boost the dramatic power of the script (which does not give up its comedic moments) and the performances of a spectacular cast. Paul Giamatti delivers one of his best performances, Da’Vine Joy Randolph is sensational in every aspect and Dominic Sessa proves to be a great revelation. The group of characters constructed (in both singular and plural ways) is great, captivating, funny, and defiantly complex.

Relying on a development that primarily prioritizes the purest context of the plot (than the physical space of the school), director Alexander Payne manages to go much further as he deals with this group of limited people in a more recurring way. From this point on, the movie dives into the minds of the characters, creating a much more intense narrative than had been shown until then (for example, in the unlikely friendship relationship between the teacher and student, and also between the teacher and the cook, until there is a plural convergence).

The Guardian

Without a doubt, The Holdovers is that type of movie that seems ordinary, but reveals itself as something extraordinary precisely because it privileges what is best in a script: its characters. Payne knows how to work with the essence of this movie like no one else and turn traditionally common stories into hypnotic plots with a very inviting content to reflect on ourselves and the people around us. The mix of drama and comedy is very insightful and the production of the project is very inspired, full of well thought out and punctuated technical details.

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CRÍTICA DE PELÍCULA: “Los que se quedan” (2023)

Sinopsis: Un profesor gruñón. Un estudiante inteligente pero rebelde. Una cocinera. “Aislados” en una escuela, estas tres personas conectarán de una manera que nunca antes habían imaginado.

Los dramas con toques de comedia generalmente deben crearse con historias muy naturales. Esto crea una burbuja que facilita el proceso de reconocimiento por parte del público, que puede identificarse más fácilmente con todo lo que se cuenta en una película. En el caso de éste, a pesar de la aparente sencillez argumental, todo fluye absolutamente bien (no esperaba ver un proyecto tan fluido), y las conexiones traspasan los límites impuestos por la pantalla, llegando al espectador de una forma muy orgánica. forma. La ejecución de las ideas es realmente genial y los conceptos básicos se vuelven increíbles.

La trama tiene como “telón de fondo” la Navidad y una escuela de élite. En plena época navideña (que viene propiciada por una sensación de encierro), el guion nos trae a tres personajes: Paul Hunham, Angus Tully y Mary Lamb. ¿Qué puede pasar cuando un profesor de historia gruñón, un estudiante psicológicamente inadaptado y un cocinero comparten el mismo techo durante un determinado período de tiempo? Un enfoque extremadamente eficiente aporta una enorme fuerza a esta historia, que encuentra su potencial precisamente en la construcción de estos tres mundos distintos.

Un acercamiento literal a sentimientos confusos y conflictos infernales de distinto orden. Todo ello inmerso en una realidad común a los tres (en proporciones alineadas con los dilemas que enfrenta cada personaje en sus respectivas subtramas). Limitada por un espacio físico que les obliga a entenderse mejor, la película tiende a ser muy inmersiva precisamente porque consigue abordar a estos tres personajes de una forma muy didáctica. Hay aquí una simplicidad de contexto muy interesante, pero la argumentación y el desarrollo son muy poderosos.

Hunham, Tully y Lamb encuentran hilos para conectarse a medida que se conocen mejor y hacen más énfasis en compartir sus pensamientos. Especialmente la maestra y la cocinera, quienes comparten momentos muy íntimos mientras se forman sólidos lazos de amistad. Ambientadas en una época que tiene la Navidad como protagonista extra, estas tres personas necesitan aprender a vivir sus miedos lejos de casa, de las personas que aman, pero, irónicamente, todos están en el lugar correcto, en el momento correcto y con la gente correcta.

El hecho de que necesiten estar “atrapados” en el mismo lugar facilita que el guión explore a fondo todo lo que aún no saben que tienen en común, y con eso, las chispas dramáticas emergen intensamente, pero tienden a mostrarse. con una mejora de ideas basada en las características únicas de cada personaje. La dinámica entre ellos es muy asertiva, la mirada a todos los eventos tiene una sensibilidad reconfortante, además de tener una atmósfera muy retro (escenarios y colores, por ejemplo) que recuerda mucho a los conocidos años 70.

Literalmente, se abrazan en medio de un torbellino de sentimientos. La experiencia de la soledad está latente, aportando los elementos necesarios para potenciar la potencia dramática del guión (que no renuncia a sus momentos cómicos) y las actuaciones de un reparto espectacular. Paul Giamatti ofrece una de sus mejores actuaciones, Da'Vine Joy Randolph es sensacional en todos los aspectos y Dominic Sessa demuestra ser una gran revelación. El conjunto de personajes construido (tanto en singular como en plural) es genial, cautivador, divertido y desafiantemente complejo.

Apoyándose en un desarrollo que prioriza principalmente el contexto más puro de la trama (más que el espacio físico de la escuela), el director Alexander Payne consigue ir mucho más allá al tratar con este grupo de personas limitadas de una manera más recurrente. A partir de este momento, la película se sumerge en la mente de los personajes, creando una narrativa mucho más intensa de lo que se había mostrado hasta entonces (por ejemplo, en la improbable relación de amistad entre profesor y alumno, y también entre profesor y cocinero), hasta que haya una convergencia en plural).

Sin duda, Los que se quedan es ese tipo de película que parece ordinaria, pero que se revela como algo extraordinario precisamente porque privilegia lo mejor de un guión: sus personajes. Payne sabe como nadie trabajar con la esencia de esta película y convertir historias tradicionalmente comunes en tramas hipnóticas con un contenido muy invitador a reflexionar sobre nosotros mismos y las personas que nos rodean. La mezcla de drama y comedia es muy reveladora y la producción del proyecto es muy inspirada, llena de detalles técnicos bien pensados y puntuados.

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CRÍTICA DE FILME: “Os Rejeitados” (2023)

Sinopse: Um professor mal-humorado. Um aluno inteligente, mas rebelde. Uma cozinheira. “Isolados” em uma escola, essas três pessoas irão se conectar de uma maneira que eles nunca haviam imaginado até então.

Dramas com pitadas de comédia geralmente precisam ser criados com histórias muito naturais. Isso cria uma redoma que facilita o processo de reconhecimento pelo público, que consegue se identificar com mais facilidade a tudo o que está sendo contado em um filme. No caso deste aqui, apesar da trama aparentemente simples, tudo flui absolutamente bem (eu não esperava assistir um projeto tão fluido), e às conexões transpõe os limites impostos pelas telas, chegando até o telespectador de uma maneira muito orgânica. A execução das ideias é mesmo ótima, e o básico se torna incrível.

A trama tem o Natal como “plano de fundo”, e uma escola de elite. No meio desse período natalino (que é fomentado por uma sensação de confinamento), o roteiro nos traz três personagens: Paul Hunham, Angus Tully e Mary Lamb. O que pode acontecer quando um professor de história mal-humorado, um aluno psicologicamente desajustado e uma cozinheira compartilham o mesmo teto por um certo período? Uma abordagem extremamente eficiente traz uma força descomunal para esta estória, que encontra o seu potencial justamente nas construções destes três mundos distintos.

Uma abordagem literal sobre os sentimentos confusos e conflitos infernos de ordens diversas. Tudo isto imerso dentro de uma realidade comum a eles três (em proporções alinhadas aos dilemas enfrentados por cada personagem em suas respectivas subtramas). Limitados por um espaço físico que os obriga a entender melhor uns aos outros, o filme tende a ser muito imersivo justamente por conseguir lidar com estes três personagens de uma maneira muito didática. Aqui existe uma simplicidade de contexto bem interessante, mas a argumentação e o desenvolvimento são bem poderosos.

Hunham, Tully e Lamb vão encontrando fios para se conectarem à medida em que eles vão se conhecendo melhor com mais ênfase no compartilhamento de seus pensamentos. Especialmente, o professor e a cozinheira, que compartilham momentos muito intimistas à medida em que sólidos laços de amizade são formados. Ambientado em uma época que traz o Natal como um personagem extra, estas três pessoas precisam aprender a vivenciar seus receios longe de casa, das pessoas que elas amam, mas ironicamente, todas elas estão no lugar certo, na hora certa e com as pessoas certas.

O fato deles precisarem estar “presos” em um mesmo lugar facilita para que o roteiro possa explorar ao máximo tudo o que eles ainda não sabem que tem em comum, e com isso, as fagulhas dramáticas surgem intensamente, mas tendem a ser mostradas com um aprimoramento de ideias baseadas em características únicas de cada personagem. A dinâmica entre eles é muito assertiva, o olhar sobre todos acontecimentos aposta em uma sensibilidade reconfortante, além de ter uma ambientação muito retrô (cenários e cores, por exemplo) que lembra bastante a tão conhecida década de 70.

Literalmente, elas se abraçam em meio a um turbilhão de sentimentos. A experiência de solidão é latente, trazendo os elementos necessários para impulsionar o poder dramático do roteiro (que não abre mão dos seus momentos cômicos) e das atuações de um elenco espetacular. Paul Giamatti entrega uma de suas melhores atuações, Da’Vine Joy Randolph está sensacional em todos os aspectos e Dominic Sessa se mostra como uma ótima revelação. O grupo de personagens construído (tanto de maneiras singulares quanto plurais) é ótimo, cativante, engraçado, e desafiadoramente complexo.

Apoiando-se em um desenvolvimento que primariamente prioriza o contexto mais puro da trama (que o espaço físico da escola), o diretor Alexander Payne consegue ir muito mais além à medida em que ele lida com este grupo de pessoas limitadas de uma maneira mais recorrente. A partir deste ponto, o filme mergulha na mente dos personagens, criando uma narrativa muito mais intensa do que até então havia sido mostrado (como por exemplo, na improvável relação de amizade entre o professor e aluno, e também entre o professor e a cozinheira, até que haja uma convergência plural).

Sem dúvidas, Os Rejeitados é aquele tipo de filme que parece algo ordinário, mas se revela como algo extraordinário justamente por privilegiar o que há de melhor em um roteiro: os seus personagens. Payne sabe como trabalhar com a essência deste filme como ninguém e tornar estórias tradicionalmente comuns em tramas hipnóticas e com teor muito convidativo para que haja uma reflexão sobre nós mesmos e as pessoas ao nosso redor. A mescla de drama e comédia é muito perspicaz e à produção de projeto é muito inspirada, repleto de detalhes técnicos bem pensados e pontuados.