MOVIE REVIEW: “Terrifier” (2016)

Synopsis: On an unpredictable and tense Halloween night, a manic clown named Art terrorizes three young people and everyone who stands in his way, showing them what the "true" spirit of this very "special" date is.

Independent Horror cinema still does not have its due recognition. Unfortunately, this is still something that will take a long time to happen. Since the big horror movies (produced by big companies) are still paving this way, it's perfectly safe to say that the independent side of this genre still struggles to get a space under the sun. It's a little worse for subgenres (in this case, Trash), which continue to lack representation from major studios on an even larger scale. Fortunately, some movies manage to stand out so much that they can't be ignored... That's precisely the case with this scary project.

Ultraverso

As this movie's great asset is its level of psychological "disturbation", the script bets on conflicting situations involving characters who carry out terribly mesmerizing situations, not because they are frightening and physically violent (which in fact they are), but because they are mentally challenging for an audience that may not be as sensitive to this type of approach where body mutilation and mind games are the main course. The horror of this movie is not the visual impact caused by the excess of blood and flesh, but how things get to that level.

Betting on a relatively quick script, the movie wastes no time in showing the public its full potential. Among characters who are quickly introduced to the plot, one Halloween night becomes their biggest nightmare when an unknown clown crosses their path. There is no logical reason for the attacks to be engineered, Art just chooses his victims and makes them his new “toys”. The mind of a "serial killer" becomes a lawless territory, where he is the hunter, the judge and also the executioner himself. It all boils down to a lot of violence.

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At first glance, everything seems to make little sense. However, with a second look, it is possible to see the events tying together an effective story of pure psychological deterioration, where the main target is a man with no identity, no family and no prospect of life. With nothing to lose, Art does what pleases him: killing people, and as his pleasure takes on even darker and more grotesque contours, everything becomes very complicated in his possible long-term planning. At this point, lies the biggest mistake of the plot, which is its lack of explanation.

Despite being a very obvious story (which does not make the script any less interesting), the problem is that without the necessary depth, many things in the development of the movie end up not being as interesting as they should be. The villain's past is not explored, the victims (mostly) just appear to have their lives taken in the most bizarre ways possible just to try to make a visual impact on the public. Nothing has the proper development, and this negatively impacts the plot because it is converted into something “neutral” and “empty”.

MUBI

On the interesting side, the plot bets on a very efficient “psychological terrorism”. Even with many scenes where it is easier to laugh than to be scared, the movie does not lose its main purpose. When everything lines up to create tension and fear, the script manages to be very effective, not only because it knows what to deliver to the audience, but also because it has a very good vision of what it is to have scary elements. The dark setting, sometimes matte, has “claustrophobic” lights and spaces... And all this helps to save the project from a possible visual stagnation with almost 90 minutes.

The cast delivers reasonable performances, but it is necessary to highlight the performance of David Howard Thornton, because even without having absolutely no lines throughout the entire movie, he is precisely the one who can be called the main “soul” of the project. Although at times he is somewhat caricatured, the way he expresses himself in many scenes is horrifying. With simple gestures, but terribly expressive looks and smiles, he is the great antagonist (and also protagonist) in this production by delivering an above average character build.

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Written and directed by Damien Leone, it is clear that a low-budget movie like Terrifier has many technical problems, but the practical effects combined with sadism (physical and psychological) embrace the project with strong efficiency, making it something worth watching. worth watching. Leone knew how to lead the plot, and even with not so significant moments, he managed to extract the best of the cast, within a simple but very visceral context. That's a testament to the success of good independent cinema: creating something interesting... even with budget constraints.

CRÍTICA DE PELÍCULA: “Terrifier” (2016)

Sinopsis: En una impredecible y tensa noche de Halloween, un payaso maníaco llamado Art aterroriza a tres jóvenes y a todos los que se interponen en su camino, mostrándoles cuál es el "verdadero" espíritu de esta fecha tan "especial".

El cine de terror independiente aún no tiene el debido reconocimiento. Desafortunadamente, esto todavía es algo que tomará mucho tiempo para que suceda. Dado que las grandes películas de terror (producidas por grandes compañías) todavía están allanando este camino, es perfectamente seguro decir que el lado independiente de este género todavía lucha por conseguir un espacio bajo el sol. Es un poco peor para los subgéneros (en este caso, Trash), que continúan careciendo de representación de los principales estudios a una escala aún mayor. Afortunadamente, algunas películas logran sobresalir tanto que no pueden ser ignoradas... Ese es precisamente el caso de este aterrador proyecto.

Como la gran baza de esta película es su nivel de "perturbación" psicológica, el guión apuesta por situaciones conflictivas en las que intervienen unos personajes que protagonizan situaciones terriblemente hipnóticas, no porque sean aterradoras y físicamente violentas (que en realidad lo son), sino porque son mentalmente desafiante para una audiencia que puede no ser tan sensible a este tipo de enfoque donde la mutilación del cuerpo y los juegos mentales son el plato principal. El horror de esta película no es el impacto visual que provoca el exceso de sangre y carne, sino cómo se llega a ese nivel.

Apostando por un guión relativamente rápido, la película no pierde tiempo en mostrar al público todo su potencial. Entre los personajes que se introducen rápidamente en la trama, una noche de Halloween se convierte en su mayor pesadilla cuando un payaso desconocido se cruza en su camino. No hay una razón lógica para diseñar los ataques, Art simplemente elige a sus víctimas y las convierte en sus nuevos "juguetes". La mente de un "asesino en serie" se convierte en un territorio sin ley, donde él es el cazador, el juez y también el propio verdugo. Todo se reduce a mucha violencia.

A primera vista, todo parece tener poco sentido. Sin embargo, con una segunda mirada, es posible ver los hechos hilvanando una efectiva historia de puro deterioro psicológico, donde el objetivo principal es un hombre sin identidad, sin familia y sin perspectivas de vida. Sin nada que perder, Art hace lo que le place: matar gente, y a medida que su placer toma contornos aún más oscuros y grotescos, todo se vuelve muy complicado en su posible planificación a largo plazo. En este punto, radica el mayor error de la trama, que es su falta de explicación.

A pesar de ser una historia muy obvia (lo que no resta interés al guión), el problema es que sin la profundidad necesaria, muchas cosas en el desarrollo de la película terminan por no ser todo lo interesantes que deberían ser. El pasado del villano no se explora, a las víctimas (en su mayoría) parece que les quitan la vida de las formas más extrañas posibles solo para intentar causar un impacto visual en el público. Nada tiene el desarrollo adecuado, y esto impacta negativamente en la trama porque se convierte en algo “neutral” y “vacío”.

En el lado interesante, la trama apuesta por un “terrorismo psicológico” muy eficiente. Incluso con muchas escenas en las que es más fácil reír que asustarse, la película no pierde su objetivo principal. Cuando todo se alinea para crear tensión y miedo, el guión logra ser muy efectivo, no solo porque sabe qué entregarle a la audiencia, sino también porque tiene una muy buena visión de lo que es tener elementos de miedo. La ambientación oscura, a veces mate, tiene luces y espacios “claustrofóbicos”… Y todo ello ayuda a salvar el proyecto de un posible estancamiento visual con casi 90 minutos.

El elenco entrega actuaciones razonables, pero es necesario destacar la actuación de David Howard Thornton, pues aún sin tener absolutamente ninguna línea a lo largo de toda la película, es precisamente a él a quien se le puede llamar el “alma” principal del proyecto. Aunque a veces es algo caricaturizado, la forma en que se expresa en muchas escenas es espeluznante. Con gestos simples, pero miradas y sonrisas terriblemente expresivas, es el gran antagonista (y también protagonista) en esta producción al ofrecer una construcción de personajes por encima del promedio.

Escrita y dirigida por Damien Leone, está claro que una película de bajo presupuesto como Terrifier tiene muchos problemas técnicos, pero los efectos prácticos combinados con el sadismo (físico y psicológico) abrazan el proyecto con gran eficiencia, por lo que es algo que vale la pena ver. Leone supo conducir la trama, y aun con momentos no tan significativos, supo sacar lo mejor del elenco, dentro de un contexto sencillo pero muy visceral. Eso es un testimonio del éxito del buen cine independiente: crear algo interesante... incluso con limitaciones presupuestarias.

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CRÍTICA DE FILME: “Aterrorizante” (2016)

Sinopse: Em uma imprevisível e tensa noite de Halloween, um palhaço maníaco chamado Art, aterroriza três jovens e todo mundo que está em seu caminho, lhes mostrando qual é o “verdadeiro” espírito desta data tão “especial”.

O cinema do Horror independente ainda não tem o seu devido valor reconhecido. Infelizmente, isso ainda é algo que ainda vai demorar muito para acontecer. Uma vez que os grandes filmes de Horror (produzidor por grandes empresas) ainda estão pavimentando esse caminho, é perfeitamente seguro dizer que o lado independente deste gênero ainda sofre muito para conseguir um espaço sob o sol. Tudo é um pouco pior para os subgêneros (neste caso, o Trash), que continuam sem uma falta de representatividade dos grandes estúdios em uma escala ainda maior. Felizmente, alguns filmes conseguem se destacar tanto, que não conseguem ser ignorados... É justamente o caso deste projeto assustador.

Sendo o grande trunfo deste filme o seu nível de “perturbação” psicológica, o roteiro aposta em situações conflitantes envolvendo personagens que protagonizam situações terrivelmente hipnotizantes, mas não por serem assustadoras e fisicamente violentas (o que de fato elas são), mas por serem mentalmente desafiadoras para o público que talvez não seja tão sensível a esse tipo de abordagem onde a mutilação corporal e o jogo de mentes são o prato principal. O terror deste filme não é o impacto visual causado pelo excesso de sangue e carne, mas como as coisas chegam até esse nível.

Apostando em um roteiro relativamente rápido, o filme não perde tempo em mostrar ao público todo o seu potencial. Em meio a personagens que são rapidamente introduzidos à trama, uma noite de Halloween se torna o maior pesadelo deles quando um palhaço desconhecido cruza o caminho deles. Não há uma razão lógica para que os ataques sejam arquitetados, Art apenas escolhe suas vítimas e faz delas os seus novos “brinquedos”. A mente de um “serial killer” se torna um território sem lei, onde ele é o caçador, o juiz e também o próprio executor. Tudo se resume a muita violência.

Em um primeiro momento, tudo parece não fazer tanto sentido. No entanto, com um segundo olhar, é possível ver os acontecimentos amarrando uma efetiva estória de pura deterioração psicológica, onde o principal alvo é um homem sem identidade, sem família e sem perspectiva de vida. Sem nada a perder, Art faz o que lhe satisfaz: matar pessoas, e à medida em que o seu prazer ganha contornos ainda mais sombrios e grotescos, tudo vai ficando bem complicado em seu possível planejamento a longo prazo. Neste momento, reside o maior erro da trama, que é à sua falta de explicação.

Apesar de ser uma estória muito óbvia (o que não torna o roteiro em algo menos interessante), o problema é que sem o aprofundamento necessário, muitas coisas no desenvolvimento do filme acabam não sendo tão interessantes quanto deveriam. O passado do vilão não é explorado, as vítimas (em sua grande maioria) apenas aparecem para terem suas vidas ceifadas das maneiras mais bizarras possíveis apenas para tentar causar um impacto visual no público. Nada tem o devido desenvolvimento, e isso impacta negativamente na trama porque ela é convertida em algo “neutro” e “vazio”.

Do lado interessante, a trama aposta em um “terrorismo psicológico” bem eficiente. Mesmo com muitas cenas onde é mais fácil rir do que se assustar, o filme não perde o seu principal propósito. Quando tudo se alinha para criar tensão e medo, o roteiro consegue ser muito eficiente, não apenas porque sabe o que entregar ao público, mas também por ter uma visão muito boa do que é ter elementos assustadores. A ambientação escura, às vezes fosca, conta com luzes e espaços “claustrofóbicos”... E tudo isso ajuda a salvar o projeto de um possível marasmo visual com quase 90 minutos.

O elenco entrega performances razoáveis, mas é preciso destacar a atuação de David Howard Thornton, porque mesmo sem ter absolutamente nenhuma fala ao longo de todo o filme, é justamente ele quem pode ser chamado de a “alma” principal do projeto. Ainda que em alguns momentos ele seja um tanto quanto caricato, o modo como ele se expressa em muitas cenas é horripilante. Com gestos simples, mas olhares e sorrisos terrivelmente expressivos, ele é o grande antagonista (e também protagonista) nessa produção ao entregar uma construção de um personagem acima da média.

Escrito e dirigido por Damien Leone, é claro que um filme de baixo orçamento como Terrifier tem muitos problemas técnicos, mas os efeitos práticos aliados ao sadismo (físico e psicológico) abraçam o projeto com uma forte eficiência, tornando-o em algo que vale à pena ser assistido. Leone soube conduzir à trama, e mesmo com momentos não tão significativos, ele conseguiu extrair o melhor do elenco, dentro de um contexto simples, mas muito visceral. Essa é uma constatação de sucesso do bom cinema independente: criar algo interessante... mesmo com limitações orçamentárias.