MOVIE REVIEW: “Killer Book Club” (2023)

Synopsis: In the midst of an accidental murder inside a university, a group of eight friends who are horror fans (who want to be writers) will face the biggest challenge of their lives (so far): they need to fight a killer clown who knows what to do. their main secret.

Seeking to expand its dominance within streaming channels, Netflix has been shooting in every direction, but precisely by adding new horror movies to its catalog (basically because it is a popular genre and becomes an “instant success” due to the ease with which it can be viewed, which attracts viewers). The big bet that was launched last year was this Spanish production, which follows the narrative of who is a killer behind a new mask?

I think that trying to produce any slasher movie after the 2000s has become a rather thankless task for any studio, and a real headache for the filmmakers who accept to direct these types of projects. This is a clear example of what I'm talking about, because the script is full of all the possible clichés within this genre being worked on with very wrong decisions. Ironically, the basis of the idea is good, but the execution of it is poor.

After a group of eight friends try to take “justice into their own hands” against a university professor, the game ends up turning against them as each of them begins to be hunted (and killed) by a strange figure: a killer wearing a clown mask. Fighting against time, they need to find solidity in the patterns surrounding all the murders, while also needing to protect themselves from themselves.

One of them is the killer, but the big question is who? This spirit of tension dominates a good part of the script, which in some brief moments even manages to expose all of this to the viewer with some good chase scenes, but all this potential is wasted by a patchwork quilt using fabrics from the 80s, 90s and 2000. The mix ended up not working well, and the result was an extremely generic project, with no identity.

Any and all attempts by the script to delve deeper into the plot itself only create even more embarrassment due to the way everything is done. Whether due to the bad cast (which delivers highly questionable performances in terms of quality, and also the fact that they have no chemistry on screen... giving life to characters that no one ends up caring about), the fragility of this plot, or even due to its development, the mistakes are constant.

If for a simple (and brief) moment this movie manages to create a minimally curious atmosphere (even because some ideas are creative in the way they are thought of) about the true face of the killer clown, the same cannot be said when the project tries to take it more seriously and more than it really is, that is, a shallow, punctual type of entertainment that is quickly forgettable even for fans of this cinematographic genre.

Carlos Alonso Ojea is heading the project as director, and despite not having done such a bad job, it is clear that he is uncomfortable with this genre due to the wrong decisions he made when executing the ideas. A work of very limited quality, but it is not responsible for making the movie something disposable (because this award belongs to screenwriter Carlos García Miranda, with a slasher vision that adds nothing new here).

Following the booklet of a slasher movie is relatively easy because the rules are very clear (and already well known), but what is done with Killer Book Club is just a worse Spanish version of all the clichés of the genre. Everything is missing here, be it the development of the characters, the violent scenes, the blood, the creativity that should revolve around the murders, the investigation, the suspenseful atmosphere and especially a more decent and believable climax.

Sinopsis: En medio de un asesinato accidental dentro de una universidad, un grupo de ocho amigos fanáticos del terror (que quieren ser escritores) enfrentarán el mayor desafío de sus vidas (hasta ahora): deberán luchar contra un payaso asesino que sabe qué hacer.

Buscando ampliar su dominio dentro de los canales de streaming, Netflix ha ido disparando en todos los sentidos, pero precisamente añadiendo nuevas películas de terror a su catálogo (básicamente porque es un género popular y se convierte en un “éxito instantáneo” por la facilidad con la que atrae a los espectadores). La gran apuesta que se lanzó el año pasado fue esta producción española, que sigue la narrativa de ¿quién es un asesino detrás de una nueva máscara?

Creo que intentar producir cualquier película de slasher posterior a los 2000 se ha convertido en una tarea bastante ingrata para cualquier estudio, y un auténtico dolor de cabeza para los cineastas que aceptan dirigir este tipo de proyectos. Este es un claro ejemplo de lo que hablo, porque el guión está lleno de todos los clichés posibles dentro de este género siendo trabajado con decisiones muy equivocadas. Irónicamente, la base de la idea es buena, pero su ejecución es pobre.

Después de que un grupo de ocho amigos intentan tomar “la justicia por su propia mano” contra un profesor universitario, el juego termina volviéndose en su contra ya que cada uno de ellos comienza a ser perseguido (y asesinado) por una extraña figura: un asesino vestido con un payaso. mascarilla. Luchando contra el tiempo, necesitan encontrar solidez en los patrones que rodean todos los asesinatos, al mismo tiempo que deben protegerse de sí mismos.

Uno de ellos es el asesino, pero la gran pregunta es ¿quién? Este espíritu de tensión domina buena parte del guion, que en algunos breves momentos incluso consigue exponer todo ello al espectador con unas buenas escenas de persecución, pero todo este potencial lo desperdicia una colcha de patchwork con tejidos de los años 80, 90. y 2000. La mezcla acabó no funcionando bien y el resultado fue un proyecto extremadamente genérico, sin identidad.

Todos y cada uno de los intentos del guión de profundizar en la trama misma sólo crean aún más vergüenza debido a la forma en que se hace todo. Ya sea por el mal reparto (que ofrece interpretaciones muy cuestionables en cuanto a calidad, y también por el hecho de que no tienen química en pantalla... dando vida a personajes que terminan sin importarle a nadie), la fragilidad de esta trama, o incluso debido a su desarrollo los errores son constantes.

Si por un simple (y breve) momento esta película logra crear una atmósfera mínimamente curiosa (incluso porque algunas ideas son creativas en la forma en que están pensadas) sobre el verdadero rostro del payaso asesino, no se puede decir lo mismo cuando el proyecto intenta tomárselo más en serio y más de lo que realmente es, es decir, un tipo de entretenimiento superficial, puntual y rápidamente olvidable incluso para los amantes de este género cinematográfico.

Carlos Alonso Ojea encabeza el proyecto como director, y a pesar de no haber hecho tan mal trabajo, se ve que se siente incómodo con este género por las decisiones equivocadas que tomó al ejecutar las ideas. Un trabajo de calidad muy limitada, pero que no se encarga de hacer de la película algo descartable (porque este premio pertenece al guionista Carlos García Miranda, con una visión slasher que aquí no aporta nada nuevo).

Seguir el libreto de una película de slasher es relativamente fácil porque las reglas son muy claras (y ya conocidas), pero lo que se hace con El club de los lectores criminales no es más que una peor versión en español de todos los clichés del género. Aquí falta todo, ya sea el desarrollo de los personajes, las escenas violentas, la sangre, la creatividad que debería girar en torno a los asesinatos, la investigación, la atmósfera de suspenso y sobre todo un clímax más decente y creíble.

Sinopse: Em meio a um assassinato acidental dentro de uma universidade, um grupo de oito amigos fãs de terror (que desejam ser escritores) irão enfrentar o maior desafio de suas vidas (até então): eles precisam lutar contra um palhaço assassino que sabe o principal segredo deles.

Procurando expandir o seu domínio dentro dos canais de streaming, a Netflix vem atirando para todos os lados, mas precisamente adicionando novos filmes de horror ao seu catálogo (basicamente porque é um gênero popular e que se torna um “sucesso instantâneo” pela facilidade com a qual atrai os telespectadores). A grande aposta que foi lançada no ano passado foi esta produção espanhola, que segue a narrativa de quem é assassino por trás de uma nova máscara?

Eu penso que tentar produzir qualquer filme slasher depois dos anos 2000 se tornou uma tarefa bastante ingrata para qualquer estúdio, e uma verdadeira dor de cabeça para os cineastas que aceitam dirigir estes tipos de projetos. Este é um exemplo claro do que eu estou falando, porque o roteiro é repleto de todos os clichês possíveis dentro deste gênero sendo trabalhados com as decisões bem equivocadas. Ironicamente, a base da ideia é boa, mas a execução dela é ruim.

Depois que um grupo de oito amigos tenta fazer “justiça com as próprias mãos” contra um professor da universidade, a brincadeira acaba se virando contra eles à medida em que cada um deles começam a ser caçados (e mortos) por uma figura estranha: um assassino usando uma máscara de palhaço. Lutando contra o tempo, eles precisam encontrar uma solidez nos padrões envolvendo todos os assassinatos, ao mesmo tempo em que precisam se proteger deles mesmos.

Um deles é o assassino, mas a grande pergunta é justamente quem? Esse espírito de tensão domina uma boa parte do roteiro, que em alguns breves momentos até consegue expor tudo isso para o telespectador com algumas boas cenas de perseguição, mas todo esse potencial é desperdiçado por uma colcha de retalhos usando tecidos dos anos 80, 90 e 2000. A mistura acabou não funcionando bem, e o resultado foi um projeto extremamente genérico, e sem identidade.

Toda e qualquer tentativa do roteiro em se aprofundar na própria trama só cria ainda mais constrangimento pela forma como tudo é feito. Seja pelo elenco ruim (que entrega performances altamente questionáveis em termos de qualidade, e também pelo fato deles não terem nenhuma química na tela... dando vida a personagens com o qual ninguém acaba se importando), pela fragilidade dessa trama, ou até mesmo pelo desenvolvimento da mesma, os erros são constantes.

Se por um simples (e breve) momento esse filme consegue imprimir uma atmosfera minimamente curiosa (até mesmo porque algumas ideias são criativas pela maneira como são pensadas) sobre a verdadeira face do palhaço assassino, o mesmo não pode ser dito quando o projeto tenta se levar mais a sério e mais do que ele realmente é, ou seja, um tipo de entretenimento raso, pontual e que é rapidamente esquecível até mesmo para os fãs deste gênero cinematográfico.

Carlos Alonso Ojea está a frente do projeto na condição de diretor, e apesar de não ter feito um trabalho tão ruim, fica evidente que ele está desconfortável com esse gênero pelas tomadas de decisões erradas na execução das ideias. Um trabalho de qualidade muito limitada, mas que não é responsável por tornar o filme em algo descartável (porque esse prêmio pertence ao roteirista Carlos García Miranda, com uma visão de slasher que não acrescenta nada de novo aqui).

Seguir a cartilha de um filme slasher é algo relativamente fácil porque as regras são muito claras (e já bem conhecidas), mas o que é feito com O Clube dos Leitores Assassinos é apenas uma versão espanhola piorada de todos os clichês do gênero. Falta de tudo aqui, sejam o desenvolvimento dos personagens, as cenas violentas, o sangue, a criatividade que deveria orbitar nos assassinatos, a investigação, o clima de suspense e principalmente um ápice mais decente e crível.