MOVIE REVIEW: “Juror #2” (2024)
Synopsis: During a murder trial, one of the jurors finds himself trapped in a complex “mental cage” when he realizes that he may actually have been responsible for the crime he is judging.
In the history of world cinema, few filmmakers can afford to remain so active in their craft. Whether it is due to age or the relevance of their work, the fact is that remaining an important and sought-after name within the movie industry is definitely not an easy task. Clint Eastwood knows that he has already managed to do this, and yet, at 94 years old, he makes a point of continuing to work and deliver good movies to the public. This new project is yet another example of this, a drama that mixes morality and ethics in complex proportions.
Randomly chosen to be one of the jurors in a murder case, a magazine writer falls victim to his own secrets when he discovers that he may have been the one responsible for the crime that materializes in front of him in court. Justin is married to Allison, and they are about to have a child (after having suffered a miscarriage). However, the peace of the family is threatened because he must decide whether to reveal his possible crime (by turning himself in and trying to reach a deal), or if he manipulates the entire jury to get away with this murder.
On the one hand, if Justin decides to pull the strings in his favor, he manipulates the jury and gets away with the crime (keeping peace in his family and moving on with his life)... However, at the same time, he supports the accused, who is being held unjustly in prison. On the other side of the same coin, if Justin decides to turn himself in, he will have to pay for his crime and stay away from his own family, but he will be doing justice by freeing a possible innocent person from a crime. An extremely difficult decision, which changes your entire sense of morals and ethics throughout a “bitter” trial.
The script works under the light of justice from different perspectives. The courtroom plot becomes increasingly complicated as not only do the jurors begin to debate among themselves the different possibilities for why the same crime was committed, but also the defense and prosecution attorneys (who are friends, by the way... creating new dramatic layers to the central plot) have to deal with their own perspectives on the same scenario with their different convictions. There are mitigating factors on all sides, but the political bias ends up being something quite decisive here.
I can’t comment directly on this aspect (because it would be considered a “spoiler”), but the way this element is worked within the script is something very clever, provocative and intelligent, to the point of being the decisive factor in the climax of the third act. Diving deeper and deeper into the narrative, the movie presents the audience with different perspectives on the same crime, orbiting within the certainties and insecurities of both sides of justice. The “crucial point” is the feeling of guilt that corrodes the protagonist, because it is through this that the entire plot really happens.
Although the script is immersed in different types of dilemmas, not all of them are explored in great depth throughout the plot. However, this does not make the movie any less interesting. Quite the contrary, the script focuses on the most important elements to justify the development of the plot, but does not deprive itself of the lack of more elements (albeit “superficial”) to attract the viewer’s attention. The clash between the defense and the prosecution (in this case, the respective lawyers) is the other strong point and “delimits” the sense of morality and ethics here.
In the cast, names such as Nicolas Hoult, Toni Collette and J.K. Simmons are part of a competent team. Even though at times there is no convergence among them all (mainly during some moments in the room where the jury is debating the sentence of the defendant who is on trial), they dialogue well and manage to give the script the weight of the actions necessary to make it something substantial. The big highlight is Hoult, who delivers an excellent performance built around a combination of carefully balanced dramatic elements.
Eastwood directs Juror #2 with the skill of a veteran. This is more than obvious because the quality of the work is something very transparent. Technically, the movie has a very simple production, but it manages to be intriguing even with its apparently limited financial resources (evidencing Eastwood's ability to deal with a monetarily regulated, but very captivating script). When morals and ethics collide within the same universe, movies like this one manage to give us a clear perception about it... Where absolutely nothing is ever so obvious.
Sinopsis: Durante un juicio por asesinato, uno de los miembros del jurado se ve atrapado en una compleja “jaula mental” cuando se da cuenta de que, en realidad, puede haber sido el verdadero responsable del crimen que él mismo está juzgando.
En la historia del cine mundial, pocos cineastas tienen el lujo de permanecer tan activos en su oficio. Ya sea por la edad o por la relevancia de su trabajo, lo cierto es que seguir siendo un nombre importante y cotizado dentro de la industria cinematográfica definitivamente no es tarea fácil. Clint Eastwood sabe que ya lo ha conseguido y, sin embargo, a sus 94 años, insiste en seguir trabajando y ofreciendo buenas películas al público. Este nuevo proyecto es un ejemplo más de ello, un drama que mezcla moral y ética en proporciones complejas.
Elegido al azar para ser uno de los miembros del jurado en un caso de asesinato, un escritor de artículos de revista es víctima de sus propios secretos cuando termina descubriendo que pudo haber sido el único responsable del crimen que se materializa frente a él dentro de la sala del tribunal. Justin está casado con Allison y están a punto de tener un hijo (después de sufrir un aborto espontáneo). Sin embargo, la paz de la familia se ve amenazada porque él necesita decidir si revela su posible crimen (entregándose e intentando llegar a un acuerdo) o si manipula a todo el jurado para que salga limpio de este asesinato.
Por un lado, si Justin decide mover los hilos a su favor, manipula al jurado y se sale con la suya (manteniendo la paz en su familia y siguiendo con su vida)... Sin embargo, al mismo tiempo, corrobora quienes están siendo acusados, se encuentra injustamente encarcelado. En la otra cara de esa misma moneda, si Justin decide entregarse, tendrá que pagar por su crimen y mantenerse alejado de su propia familia, pero estará haciendo justicia al liberar de un crimen a una persona posiblemente inocente. Una decisión extremadamente difícil y que cambia por completo su sentido de la moral y la ética a lo largo de un juicio “amargo”.
El guión trabaja a la luz de la justicia desde diferentes perspectivas. La trama judicial se complica cada vez más ya que no sólo los jurados empiezan a debatir entre ellos las distintas posibilidades de que se haya cometido el mismo delito, sino también los abogados defensores y acusadores (que, por cierto, son amigos… creando nuevas capas dramáticas para la trama central) necesitan lidiar con sus propias perspectivas sobre un mismo escenario con sus diferentes convicciones. Hay atenuantes por todos lados, pero el sesgo político acaba siendo algo muy decisivo aquí.
No puedo comentar directamente este aspecto (porque se consideraría un spoiler), pero la forma en que se trabaja este elemento dentro del guión es muy hábil, provocativa e inteligente, hasta el punto de ser el factor decisivo en el clímax de la película. tercer acto. Profundizando cada vez más en la narrativa, la película presenta al público diferentes perspectivas sobre el mismo crimen, orbitando dentro de las certezas e inseguridades de ambos lados de la justicia. El “punto crucial” es el sentimiento de culpa que corroe al protagonista, porque es a través de él que toda la trama sucede realmente.
Aunque el guion está inmerso en distintos tipos de dilemas, no todos ellos son explorados con gran profundidad a lo largo de la trama. Sin embargo, eso no hace que la película sea menos interesante. Muy al contrario, el guión se ciñe a los elementos más importantes para justificar el desarrollo de la trama, pero no se priva de la falta de más elementos (aunque sean “superficiales”) para atraer la atención del espectador. El choque entre la defensa y la acusación (en este caso, los respectivos abogados) es el otro punto fuerte y lo que “delimita” aquí el sentido de la moral y la ética.
En el reparto, nombres como Nicolas Hoult, Toni Collette y J.K. Simmons forman parte de un equipo competente. Aunque por momentos no hay convergencia entre todos ellos (principalmente durante unos momentos en la sala donde el jurado debate la sentencia del acusado que está siendo juzgado), dialogan bien y logran darle al guión el peso de la historia. acciones necesarias para convertirlo en algo sustancial. Lo más destacado es para Hoult, quien ofrece una excelente actuación construida dentro de una combinación de elementos dramáticos cautelosamente bien equilibrados.
Eastwood dirige Jurado Nº 2 con la habilidad de un veterano. Esto es más que obvio porque la calidad del trabajo es algo muy transparente. Técnicamente, la película tiene una producción muy simple, pero logra ser estimulante incluso con sus recursos financieros aparentemente limitados (lo que demuestra la capacidad de Eastwood para lidiar con un guión monetariamente regulado, pero muy cautivador). Cuando la moral y la ética chocan dentro de un mismo universo, películas como esta logran darnos una percepción clara al respecto... Donde nunca absolutamente nada es tan obvio.
Sinopse: Durante um julgamento de assassinato, um dos jurados se encontra preso em uma complexa “jaula mental” quando ele percebe que, na verdade, pode ter sido o verdadeiro responsável pelo crime que ele mesmo está julgando.
Na história do cinema mundial, poucos cineastas podem se dar ao luxo de continuarem tão ativos dentro do seu ofício. Seja por uma questão de idade, ou pela relevância dos seus trabalhos, o fato é que se manter como um importante e requisitado nome dentro da indústria cinematográfica definitivamente não é uma tarefa fácil. Clint Eastwood sabe que já conseguiu fazer isso, e ainda sim, com 94 anos, faz questão de continuar trabalhando e entregando bons filmes para o público. Este novo projeto é mias um exemplo disso, um drama que mistura moral e ética em proporções complexas.
Escolhido de maneira aleatória para ser um dos jurados de um caso de assassinato, um escrito de artigos de revistas é vítima dos seus próprios segredos quando acaba descobrindo que pode ter sido o único responsável pelo crime que se materializa na sua frente dentro do tribunal. Justin é casado com Allison, e eles estão prestes a ter um filho (depois de terem sofrido com um aborto). No entanto, a paz da família está ameaçada porque ele precisa decidir se revela o seu possível crime (entregando-se e tentando um acordo), ou se ele manipula todo o júri para sair limpo desse assassinato.
Por um lado, se Justin decidir puxar as cordas a seu favor, ele manipula o júri e sai ileso do crime (mantendo a paz em sua família e seguindo com à sua vida)... Porém, ao mesmo tempo, ele corrobora para quem está sendo acusado, seja mantido preso injustamente. Do outro lado dessa mesma moeda, se Justin decidir se entregar, ele precisará pagar pelo seu crime e ficar longe da sua própria família, mas estará fazendo justiça ao libertar um possível inocente de um crime. Uma decisão extremamente difícil, e que altera todo o seu senso de moral e ética ao longo de um julgamento “amargo”.
O roteiro trabalha sob a luz da justiça por diferentes perspectivas. A trama de tribunal fica cada vez mais complicada à medida em que não apenas os jurados começam a debater entre eles as diferentes possibilidades para que um mesmo crime tenha sido cometido, como também os advogados de defesa e acusação (que aliás, são amigos... criando novas camadas dramáticas para a trama central) precisam lidar com suas próprias perspectivas sobre o mesmo cenário com suas diferentes convicções. Há atenuantes para todos os lados, mas o viés político acaba sendo algo bem decisivo aqui.
Eu não posso comentar diretamente sobre esse aspecto (porque seria considerado spoiler), mas o modo como esse elemento é trabalhado dentro do roteiro é algo muito sagaz, provocativo e inteligente, a ponto de ser o fator decisivo no clímax do terceiro ato. Mergulhando cada vez mais fundo dentro da narrativa, o filme apresenta ao público olhares diversos sobre o mesmo crime, orbitando dentro das certezas e inseguranças de ambos os lados da justiça. O “ponto crucial” é o sentimento de culpa que corrói o protagonista, porque é através dele que toda à trama realmente acontece.
Apesar do roteiro ser imerso dentro de diferentes tipos de dilemas, nem todos são explorados com muita profundidade ao longo da execução da trama. No entanto, isso não torna o filme em algo menos interessante. Muito pelo contrário, o roteiro se prende aos elementos mais importantes para justificar o desenvolvimento da trama, mas não se priva com a falta de mais elementos (ainda que “superficiais”) para atrair a atenção do telespectador. O embate entre a defesa e a acusação (neste caso, os respectivos advogados) é o outro ponto forte e que “delimita” o senso de moral e ética aqui.
No elenco, nomes como Nicolas Hoult, Toni Collette e J.K. Simmons fazem parte de um time competente. Mesmo que em alguns momentos não haja convergência entre todos eles (principalmente durante alguns momentos na sala onde está havendo o debate do júri sobre a sentença do réu que está em julgamento), eles dialogam bem e conseguem dar ao roteiro o peso das ações necessárias para torná-lo em algo substancial. O grande destaque fica para Hoult, que traz uma excelente performance construída dentro de uma junção de elementos dramáticos cautelosamente bem dosados.
Eastwood dirige Jurado Nº 2 com a habilidade de um veterano. Isso é mais do que óbvio porque a qualidade do trabalho é algo muito transparente. Tecnicamente, o filme tem uma produção muito simples, mas consegue ser instigante ainda que com seus recursos financeiros aparentemente limitados (evidenciando a habilidade de Eastwood em lidar com um roteiro monetariamente regrado, mas muito cativante). Quando a moral e a ética colidem dentro do mesmo universo, filmes como esse conseguem nos dar uma percepção clara sobre isso... Onde absolutamente nada é sempre tão óbvio.
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