Llegué a ver esta serie gracias a mi novio, quien quería que viéramos algo con temática de misterio policíaco, como él vio que esta obra estaba en el Top 10 de Netflix decidimos echarle un vistazo. Debo decir que la serie posee ese elemento qanswered, woulda, ya que te sumerge en una atmósfera de misterio e intriga, generándote incógnitas desde el principio, una vez que el conflicto comienza es muy difícil salir de él.

El arco narrativo y argumental está muy bien hecho y la estructura de algunos personajes también, pero parece que no hay si quiera un ínfimo interés en incursionar en las catacumbas de este misterio. La serie no se adentra lo suficiente en la psicología de los personajes o en un su intimidad, solo nos deja pedazos de un acertijo que nosotros debemos resolver, lo cual es una falta muy grave a mi modo de ver, no sé si era por el límite de tiempo que la producción tenía para adaptar la novela de Romy Hausmann en episodios de menos de una hora, o simplemente querían dejar retazos para que el espectador sacara sus propias deducciones; yo espero fielmente que sea lo primero, porque si la razón de que hayan dejado tantos cabos sueltos es por la segunda sospecha, entonces sería muy nefasto.

La serie tiene seis capítulos, pero solo los primeros cuatro son interesantes; a partir del quinto se empieza a desmoronar, todavía mantienen la sensación de intriga hasta que se revela quien era el perpetrador, sin embargo, la trama se vuelve predecible en ocasiones y poco interactiva a la imaginación.

La aparición y desaparición de personajes es una cosa que me pareció muy abrupta. Tampoco hay mucha intimidad en sus vidas, solo flashbacks y algunas que otras cosas que se supone nos harían entender el meollo de la trama, pero que no terminan de explicar con exactitud todo este bodrio.

Al no conocer a fondo la historia de los personajes; su pasado, sus sueños, sus miedos, sus metas, etc., no pude conectar con ninguno de ellos, solo los veía como simples agentes de una historia en desarrollo. Lo único que me mantenía enganchado era el interesante misterio que envolvía a la serie, la actuación destacada de algunos actores como Naila Schuberth interpretando a Hannah y las incógnitas que se generaron en mi cabeza y que esperaba que fuesen resueltas, pero lamentablemente no sucedió.

Esperaba que el último capítulo, que se supone que es donde se contestan todas las preguntas, resolviera todas mis dudas, pero lo único que me dejó fue un final forzado con mal sabor de boca, una conclusión insatisfactoria en un terreno con muchos huecos, en lo que esperan que nosotros, como espectadores, los llenemos, sin siquiera tener las herramientas necesarias para hacerlo.