Luego del desenlace del primer episodio de la segunda temporada de La Casa del Dragón , se pensó -yo entre ellos- que los acontecimientos en el segundo capítulo se iban a precipitar de manera más acelerada, sin embargo, no fue así. Antes de entregarse al fragor de la guerra, ambos bandos valoran las posibilidades.

LOS VERDES

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Ante el crimen más atroz que se ha cometido en la Fortaleza Roja, los verdes están divididos entre el dolor, la culpa, la vergüenza, la desolación, la ira y la sed de venganza. No hay duda y todos apuntan a Rhaenyra como la autora intelectual, la mano del Rey busca capitalizar políticamente el deleznable suceso y hacer que los plebeyos tengan una opinión adversa sobre la legítima heredera, ya que el pueblo ve como responsables del bloqueo la usurpación del trono por parte de los Hightower. Las dos reinas son las escogidas para la exhibición y Haelena es afectada notablemente por el acontecimiento.

Es importante destacar que este episodio es altamente histriónico y por el bando de los usurpadores destacan en primer lugar Phia Saban, es un personaje que destaca por una actuación críptica, diálogos enigmáticos y mucha teatralidad sosegada, eso si, el dolor y la desolación por haber perdido no a un príncipe, sino al heredero son notables. En segundo lugar, Tom Glynn-Carney brilla, en su rol de rey sin heredero, de rey furioso y rey tomando decisiones. Es muy tangible su dolor, es muy verosímil su actuación. Es de lejos la mejor actuación del episodio y por último el gran Rhys Ifans que estuvo más que espléndido en su agonizante función como la Mano del Rey.

Sigo sin creerme a Criston Cole, es un personaje con tan poca profundidad que da pereza odiarlo, estorba en el reparto y no inspira el respeto que inspiraba un Jamie Lannister o Brienne de Tarth en Juego de Tronos por ejemplo. Pero para deshacerse de la culpa, urde un plan que lo deja como el segundo hombre más poderoso del reino que además se acuesta con la reina viuda.

LOS NEGROS

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La noticia llega rápidamente, el reino entero ahora sabe que el príncipe heredero de Aegon el usurpador ha sido asesinado en su cuna, por órdenes de Rhaenyra. El consejo negro hace ver que la posición está socavada y la Reina dice la verdad, ella no fue y no infringiría a su media hermana un dolor tan cruel como el que ella está sintiendo. De nuevo las actuaciones de Eve Best, Emma D'Arcy y Matt Smith son poesía pura. La química entre los protagonistas es brutal, es un constante antagonismo que encaja a la perfección en la lógica narrativa de los personajes y otorga credibilidad al argumento en que los negros se debaten entre el honor de la Reina y la impulsividad del Rey consorte.

IMPRESIONES

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El episodio actúa como bisagra entre las posiciones actuales de los personajes y los roles que juegan cada uno en la guerra de sigilos que ya comenzó. El capítulo es un juego de ajedrez al más puro estilo de la serie original y sabiendo que las atrocidades en las que ambos bandos se han visto envueltos no dejaran más opción que dejar que sean los dragones que manden en el campo de batalla.

Un episodio muy histriónico y absolutamente coral, que deja ver los lados vulnerables, los brillos y las penumbras de cada personaje, es muy impactante la relación familiar que se muestra de lado y lado. Alicent criada y viviendo bajo los preceptos de la fe no es capaz de tener una conexión genuina con sus hijos, ni siquiera cuando, superada la ira, el hijo primogénito se desploma de dolor ante la pérdida ya no su heredero, sino su sangre. Ya el rey había acabado de gritar y ahora el hombre desconsolado lloraba de luto, ella no pudo acercarse a dar consuelo. Aegon es el resultado del desamor de Viserys y Alicent, un niño indefenso tratando de demostrar que merece amor y merece ser valorado.

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En el lado opuesto Rhaenyra tiene una relación más amorosa y cercana con sus hijos. Con todos y su conexión es evidente y muy natural que traspasa la pantalla. Emma D'Arcy es la segunda mejor de este capitulo sin duda.

La guerra ya empezó, sólo esperamos a que lleguen los dragones.