La película tiene varios aspectos destacables, como los efectos visuales, la fotografía, la música y la actuación de Gordon-Levitt. Los efectos visuales logran recrear con realismo las alturas y el vértigo que experimenta Philippe, así como la belleza de las Torres Gemelas y de la ciudad de Nueva York. La fotografía es cuidada y elegante, con colores vivos y contrastes. La música acompaña el ritmo y la emoción de la historia, con temas que van desde el jazz hasta el rock. Gordon-Levitt interpreta a Philippe con naturalidad, simpatía y precisión. Logrando transmitir la personalidad, el acento y el lenguaje corporal de Philippe, y hace que el espectador se identifique con él y con su sueño. Es un tributo al arte y a los sueños, que muestra la pasión, la determinación y el coraje de Philippe, un personaje singular y carismático, que desafió lo imposible y realizó una proeza única. La película inspira al espectador a seguir sus propias metas y a vivir aventuras extraordinarias.

La película también tiene algunos aspectos criticables, como la narración, la película tiene una narración innecesaria y repetitiva, que rompe la magia y la tensión de la historia. Philippe habla directamente al espectador desde la Estatua de la Libertad, explicando cosas que ya se ven en la pantalla o que no aportan nada nuevo. La narración resta credibilidad y originalidad a la película, y hace que parezca un documental o un libro de texto. Los personajes secundarios son poco profundos y apenas tienen relevancia en la trama, salvo Annie y Papa Rudy. El tono de la película es demasiado optimista y simplista, sin abordar las consecuencias legales, morales o sociales de la hazaña de Philippe, ni el destino trágico de las Torres Gemelas, sin embargo, se entiende que no quisieran rememorar el insidente pues incluso a día de hoy sigue estando en la fibra sensible de los norteamericanos.