La película juega con la temporalidad, presentando la historia de manera desorganizada y alternando entre los momentos felices, los altibajos y la tortuosa ruptura. Siempre se muestra el número de días que llevaba la relación. Esta estructura narrativa añade profundidad y realismo a la trama. Hay que dejar las cosas bien en claro claro, esta película no es de amor, es una película sobre el amor. La estructura de la película, que salta hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, añade una capa de intriga y nos permite ver diferentes momentos clave en la relación de Tom y Summer. Me encanta cómo esto refleja la naturaleza a menudo caótica y no lineal del amor y las relaciones. La música juega un papel fundamental en la película. Las canciones cuidadosamente seleccionadas, desde “You Make My Dreams” de Hall & Oates hasta “Sweet Disposition” de The Temper Trap, establecen el tono y la emoción de cada escena. Es como si la banda sonora fuera un personaje más. La película no tiene miedo de mostrar los altibajos de una relación. No todo es color de rosa, y eso es lo que la hace auténtica. La escena en la que Tom imagina una versión idealizada de su vida con Summer frente a la realidad es especialmente poderosa. Admito que he sido alguien así, conocí personas que llegué a pensar que eran la perfección hecha carne, pero al final simplemente no eran la gran cosa, y tampoco eran para mi de cualquier forma.

Summer es honesta desde el principio sobre su falta de interés en una relación seria. A pesar de esto, Tom sigue esperando que ella cambie de opinión. La película muestra cómo nuestras expectativas pueden nublar nuestra percepción de la realidad. No hay respuestas fáciles, se explora la ambigüedad y la dualidad de las relaciones humanas. No hay héroes ni villanos, solo personas tratando de encontrar su camino en el amor. Cada cual tenía sus defectos, pues ningún personaje era perfecto, pero poco a poco estaban aprendiendo.